11 mar 2014

Enseñanzas que nos dicen los mayores tras el fuego

Inspirándome en el título del primer refranero español y como os prometí anteriormente vengo hoy a hablar de refranes y de su capacidad educadora y de transmisión de valores. Al menos en mi educación fueron una herramienta común y frecuente. De ahí quizá mi gusto por ellos.

Durante toda mi vida, mi madre ha salpicado de refranes aquello que quería enseñarme. Parecerá una tontería pero una frase pegadiza, en pareado, puede quedarse en tu memoria toda la vida. "A la leche nada le eches", me ayudó a interiorizar que la leche se corta si se mezcla con otras cosas y que te puede sentar mal, esa noción de "orden" en la alimentación, es un hábito saludable, de los que se han visto que son tan importantes. Este es uno de los ejemplos que ahora mismo recuerdo y que más gracia me hacía.

Pero no sólo en hábitos me ayudaron los refranes, en lo social el "A quien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija", me enseñó a buscar relaciones con personas afines a mis valores, personas que me tratasen bien a mi y a los demás. Eso me ha ayudado en buscar amistades que van más allá de lo superficial.

El refranero me enseñó a tener paciencia: "No por mucho madrugar, amanece más temprano", a ser bueno con todos sin importar si ellos lo eran: "Hazlo bien y no mires con quien", hacer las cosas bien y tranquilo incluso en momentos de tensión "Vísteme despacio que tengo prisa". Estos son algunos de los valores que se pueden sacar del refranero, seguro que algunos los habéis oído o usado, a lo mejor no igual, pero si una versión parecida.

Pienso que los refranes tienen eso que hace que los cuentos y las canciones lleguen a los niños, pero en una o dos frases. Y es que como dice el refrán "lo bueno, si breve, dos veces bueno". Los cuentos son algo fantástico, sobre todo cuando se cuentan. Los peques aprenden mucho de ellos, pero a veces no son adecuados, pues requieren un tiempo que en ciertas situaciones no se tiene. No vamos a interrumpir a los niños cuando están jugando con un cuenta-cuentos de diez minutos, seguramente no quieran ni escucharnos. En ocasiones como esas un refrán puede ser un buen sustituto.

He de decir que no siempre los refranes pueden ser útiles como herramienta educativa, en ciertas ocasiones pueden incluso ser negativos y crear confusión. Es el caso de los niños con Síndrome de Asperger. Con ellos la comunicación ha de ser más directa y literal, pues los dobles sentidos, metáforas  y juegos de palabras no son tipos de comunicación adecuados para ellos. Este es sólo un ejemplo de un colectivo el cual conozco, pero no es ni el único caso, ni son sólo los niños con algún TGD a los que no les funcionan los refranes, adaptando uno y usando otro: "hay más días (niños) que ollas" y "para gustos, colores"

Hay que encontrar la forma de llegar a cada niño, pues cada uno aprende de forma distinta. Soy consciente que esto incluye a los niños de hoy respecto a los niños de hace 25, 50 o 100 años. Hoy el mundo es distinto, los estímulos son distintos, y como comenté hace poco, incluso la calle es distinta. Sin embargo hay fórmulas que siguen funcionando (los cuenta-cuentos son una de ellas) generación, tras generación, que nunca pasan de moda.

Pero qué pasa si no somos amantes de los refranes o los consideramos pasados de moda. Los más "trendy" pueden acudir a los microcuentos que tanto auge tienen ahora en la red, sobre todo en Twitter. Podemos usar alguno de estos microrelatos publicados o mejor aún, animarnos a crear uno propio. Este tipo de literatura tiene la brevedad de los refranes y bien escogida, puede aportar muchas cosas.

Da igual si elegimos refranes, cuentos, canciones, microrelatos o tweets, el caso es que lo que digamos llegue y, más importante, se quede en los niños a los que nos dirigimos, "todos los caminos llevan a Roma" y el caso es que aprendamos a hacer su aprendizaje significativo.

"El que calla, otorga", así que encuentra tu palabra y la forma de expresarlas, todos tenemos algo que decir.

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