Primero he de disculparme por dejar pasar tanto tiempo entre este y mi anterior post, pero últimamente, mis momentos de acceso a Internet, de forma tranquila son tan escasos como el coltan.
Uno de los motivos de estas frenéticas semanas, ha sido la preparación de la participación de nuestro Taller de Empleo en "Una Pará en Gines", en la cual nos encargamos de dinamizar las visitas escolares el viernes por la mañana y llevar las actividades de la caseta de juventud para los niños el viernes y sábado por la noche.
El viernes por la mañana era el plato fuerte, pues los diez monitores teníamos que organizarnos para atender la visita de varios colegios del pueblo. En total fueron alrededor de 250 niños de infantil, divididos en dos turnos, uno sobre las 10 de la mañana y el otro sobre las 11:30 o así, lo que nos dejaba hora y media de tener entretenidos a más de cien niños en cada turno. Lo conseguimos.
Los niños disfrutaron con todas las actividades que les teníamos preparadas, esto no lo digo yo, lo dijeron tanto ellos como sus profes.

Es un cuento simple pero y cortito, pero es perfecto para juntar a los niños y tenerlos un rato prestando atención.
Después del cuento los dividimos por clases en tres grupos, realizando cada uno una actividad.

La otra actividad que hicimos fueron las manualidades, si bien yo no estuve participando durante el desarrollo de ésta, si que participé algo en su preparación en los días previos. Los niños colorearon unas viseras que teníamos preparadas, a las que se les pusieron unas gomillas para que se las pudieran poner, ¡estaban guapísimos con ellas!
Como veis la mañana estuvo cargada de actividades y teníamos mucha más preparadas para la tarde - noche. Más manualidades, más juegos y más diversión. Pero la lluvia nos, nunca mejor dicho, aguó la fiesta. El viernes por la noche llovió tanto que tuvimos que cerrar la caseta antes de las diez de la noche, aún así muchos niños que estuvieron antes de ese chaparrón, pudieron hacer muchas manualidades y dibujos, además de pintarse la cara, gracias a la colaboración de las chicas de Princelandia, que estuvieron trabajando a tope todo el rato.
El sábado estaba ilusionado pues parecía que aguantaba sin llover, pues el viernes no habíamos podido hacer juegos, que es lo que más me gusta hacer y estaba deseando realizar todas las dinámicas que habíamos preparado entre todos y todas.
Pudimos estar las tres horas de manualidades (de 20:00 a 23:00) sin problema, así que fuimos a cenar pensando que hoy sí podríamos hacer la jornada completa, pero la lluvia volvió a hacer de las suyas y nos volvió a dejar sin juegos.
Sin embargo, a pesar del sabor agridulce de la lluvia y de no poder realizar todas las actividades que habíamos preparados, creo que hicimos un trabajo excelente, no es por echarnos flores, al menos, no inmerecidas. Supimos trabajar en equipo, responder ante los contratiempos y hacer que los peques lo pasaran bien y aprendiesen, que era en mi opinión lo fundamental. Además logramos una buena química de equipo, riendo y cantando como diez niños y niñas más.
¡Pedazo de equipo!
Me encanta Jaime tu post, creo que has reflejado esta magnífica experiencia tal y como la vivimos, al menos yo lo veo así.
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